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Sandra Illán: “Cogí el tren que sólo pasa una vez en la vida”

Sandra Illán es uno de los pilares del IDIAPJGol. Una persona con una capacidad de trabajo y sacrificio que, desde que pisó por primera vez el instituto, lo ha ido demostrando con creces. Desde 2017 dirige el Área de Recursos Corporativos, un cargo que se ganó con justicia, ya que era una de las personas que más conocimientos tenía de todas las áreas que configuran este instituto de investigación en atención primaria. Hablamos con ella para conocer más detalles sobre su vida personal y profesional.

fotoSandra

 En tu época de estudiante, ¿ya tenías claro que querías acabar en un lugar como el IDIAPJGol?

Uy no, no. Estudiaba Administración y Dirección de Empresas y lo único que tenía claro era que no quería realizar auditorías. Empecé a trabajar en una empresa del sector químico, trabajando más enfocada a objetivos comerciales. Los sectores que más me gustaban eran el del turismo y el de la sanidad. Y como aprender idiomas tampoco me apasionaba mucho, hice el master en dirección y administración en centros sanitarios. Al mismo tiempo que hacía el máster, me puse a enviar currículums durante el verano por toda Barcelona a empresas y fundaciones sanitarias. Entregué el CV al ICS y, al poco, me llamaron del IDIAPJGol. En agosto me llamaron y en menos de un mes estaba trabajando.

¿Cuál era tu cargo cuando entraste? ¿Y tus tareas?

Empecé a trabajar como gestora económica de proyectos. Esto significa que debes controlar el dinero que te concede, gestionar el dinero del equipo investigador, que se gaste el dinero que realmente toca y en el tiempo que tiene, y presentar las memorias. Esto me permitió tener contacto con muchos investigadores y, desde el principio, conocer bien la casa. Acabé trayendo todos los competitivos del IDIAP.

Tuviste un primer parón por tu primer embarazo, pero cuando te reincorporaste, tuviste una sorpresa, ¿verdad?

¡Exacto! En 2010, cuando volví de la baja maternal, me ofrecieron la posibilidad de hacer de técnica de calidad. Hasta entonces no teníamos la ISO y vimos que conseguir la ISO 9001 nos daba la posibilidad de poder acceder a más convocatorias y ganar prestigio. Así que me puse, alternando mis tareas con éstas.

¿Qué supuso para ti hacer de técnica de calidad y poder implantar la ISO?

Significa mucho porque supuso un paso adelante en la empresa y para mí a nivel profesional. Hacer de técnica de calidad exige coordinar todos los procedimientos del IDIAP en los que estamos, hacer que se cumplan y buscar mejoras. Un buen ejemplo está precisamente en los procesos de gestión y asesoramiento de proyectos de investigación. Hay una forma de hacer que va desde la presentación a la convocatoria, al proceso de investigación, el control monetario, la redacción de las memorias, las prórrogas, etc. Y existen otros muchos procedimientos. De hecho, empezamos con 7 procedimientos y actualmente ya hemos redactado y seguimos a rajatabla hasta 25 procedimientos. Cumplir la ISO es muy importante, y por eso cada año existe una auditoría de mantenimiento y cada tres años debemos volver a certificarnos. Este año nos toca la cuarta reacreditación.

¿Es complicado seguir estos procedimientos?

No es que sea complicado, pero hay que estar encima por qué siempre pueden haber cambios. Cuando estoy como técnica de calidad, hago de sheriff, cojo un procedimiento, miro los indicadores del procedimiento, hablo con las personas responsables del área... que si ha hecho esto, que si se hace de una forma diferente, etc. Si me ven con el sombrero de técnica de calidad, ya corren. Sin embargo, con la ayuda de todos mis compañeros/as, lo vamos consiguiendo. Siempre van saliendo pequeñas observaciones, pero las vamos resolviendo durante el año, de lo que se trata la mejora continua.

Y con los años has terminado ocupando una de las tres patas directivas del instituto: el Área de Recursos Corporativos. ¿Cómo llegaste?

El mío fue uno de esos casos que dicen coger un tren que solo te pasará una vez en la vida. Hay que decir que yo estaba a gusto con mis tareas. Pero entonces llegó la oportunidad en el 2017 cuando el antiguo director económico se cerró. Para mí fue un choque, de un día a otro. Recuerdo que volvía a casa muy afectada por la marcha de lo que había sido mi jefe, con quien guardaba una buena relación. Pero después, mi hija de ocho años me dijo que era una oportunidad para mí, que porque no me ponía yo. Y me hizo pensar en ello. Cuando abrieron el proceso, me apunté. Tanto podían coger algún internamiento como de fuera y todo lo trajo una consultora de fuera. Me hicieron sufrir mucho, pasé un duro proceso de selección. ¡Pero al final me seleccionaron! Ya conocía todo lo que se hacía aquí, no era sólo llevar los números, sino que sabía cómo funcionaba cada unidad. Había escrito todos los procedimientos y sus indicadores. Y esto me abrió mucho la visión a conocer y entender el IDIAP en su totalidad. Además, la relación con los investigadores era muy buena. Pedí cartas de recomendación y todos estaban contentos conmigo. También recibí mucho apoyo de mis compañeros que me alentaron a salir adelante con la convocatoria, lo que siempre les estaré muy agradecida.

Sin duda, eres una persona que sabe espabilarse por sí misma. ¿Pero no has tenido ningún mentor?

Yo he trabajado muy a gusto con todo el mundo, y he aprendido mucho de unos y otros. Pero también tengo que decirte que siempre he sido una persona muy autodidacta.

 ¿Y ahora qué supone para ti ocupar ese cargo?

Estoy muy satisfecha. Me considero una persona que aporta valor a este instituto, y me gusta mucho mi trabajo: recursos humanos, servicios generales, jurídicos, económicos, etc. Menos el ámbito puramente científico, podríamos decir que por todas partes puedes encontrarme. Y está muy bien también porque es una institución en la que estás muy a gusto, donde se respira muy buen ambiente. Como dice Pep, no hablamos de empresa porque somos un Instituto, una Fundación. Aquí somos más humanos, miramos mucho por el trabajador. Se ofrecen una serie de facilidades, flexibilidad de horarios, fruta, café... que valoro muy positivamente. Y como ya he dicho, a mí trabajar en el sector sanitario me gusta muchísimo. Y pensar que estás trabajando en un instituto que realmente se dedica a ayudar a la gente, que aporta valor a la sociedad... No es una empresa que se dedica a ganar cuartos, va mucho más allá de lo material.

¿Cómo ves tu futuro y el del IDIAPJGol?

El futuro mira hacia ese mismo despacho y ese mismo trabajo. Si todo va bien, yo quiero jubilarme aquí. Estoy muy a gusto, tenemos un buen equipo y de ahí no me mueven. La investigación en atención primaria tiene mucho futuro y aquí estaré, aportando mi granito de arena siempre que pueda.